“Calamidades”
Hastiado de cobardes indolencias
el tiempo se ocultó en las esferas.
Los conos aguzaron los oídos;
el cubo se cubrió de inclemencias.
Golpeado por fugaces insolencias,
por traumas e inútiles quimeras,
un mono transformado en sabio
de pronto inventó las ciencias.
Los prismas en precoz efervescencia
danzaron sobre rectas zalameras.
Un viejo profesor optó por jubilarse,
asqueado ante tanta indecencia.
Cansado de mil insípidas falencias,
de burocracias e ínfulas groseras,
un mítico artista decidió castrarse,
frustrado por la pública inconciencia.
Tomando el vómito por referencia,
y modulando una idiotez de mil maneras,
un orador no supo cómo expresarse,
y se escondió en su infeliz grandilocuencia.
Optando por el soborno y por la impertinencia,
vendiendo sus principios de una vida entera,
un pobre infeliz trató de acomodarse,
y el alma entregó por pura conveniencia.
Todo eso no sirvió de nada. Su inteligencia,
filtrada en antecámaras y salas de espera,
muy manoseada, no tardó en malgastarse.
Y después también perdió su sacra independencia.